A propósito del día de la noviolencia contra las mujeres

¿Qué es el parto humanizado y la violencia obstétrica?

Debo empezar este escrito explicando algo que quizás resulte evidente para algunas personas, pero que no necesariamente lo es para todas las personas, y es que la violencia no solamente ocurre cuando alguien te grita o te golpea, que también es violencia cuando alguien te hace sentir mal indebidamente, cuando alguien usa su poder para obligarte a hacer algo que no quieres hacer (más aún cuando pone en peligro tu vida y la de tu bebé), incluso cuando te realizan procedimientos en tu cuerpo de los cuales no te han informado. Como mujeres vivimos violencias diversas, de todo tipo, algunas más notorias, otras más sutiles, y otras que pueden ser sutiles o notorias según el caso, como la violencia obstétrica.

La modernidad ha traído consigo avances médicos como el conocimiento de el efecto de virus y bacterias en el organismo y la necesidad de establecer protocolos de bioseguridad que han ayudado a reducir considerablemente las cifras de mortalidad materna y neonatal, pero también ha traído consigo formas de dominación del cuerpo y de la vida antes inimaginables, y en el acto de la gestación y el parto se empieza a evidenciar la creciente infantilización de la mujer/madre y el pasar de verla como un sujeto activo, sano y con derechos, a verla como un sujeto enfermo y sin condiciones de decidir por si misma.

De todos los pacientes que entran a una sala de urgencias, la madre es realmente la única paciente que generalmente entra sana, no obstante se le trata como enfermo cuando se le aísla de su familia, de sus seres queridos y se le somete a un montón de procedimientos sin siquiera informarle las consecuencias de cada uno de ellos en su vida y en su parto.

Con los mismos avances de la ciencia se ha logrado descubrir el efecto positivo que tiene en el parto que la madre se sienta cómoda, a gusto, acompañada de sus seres queridos, que pueda moverse durante el transcurso del parto, que no tenga que estar monitoreada permanentemente, el papel de hormonas como la oxitocina y la relaxina, la primera, conocida también como la hormona del amor, se genera más fácilmente en condiciones de tranquilidad, bajo luz tenue, es una hormona fundamental en el proceso del parto y se inhibe bajo condiciones de estrés. Por su parte, la relaxina ayuda a soltar los ligamentos de la pelvis y ablandar el cuello uterino, permitiendo así que se lleve a cabo el proceso de parto (sentenciar que una mamá es de «caderas estrechas» de algún modo implica desconocer el papel de esta hormona, normalmente el bebé que se gesta en el vientre puede nacer de forma natural de su madre, independiente de su tamaño).

La cesárea, por su parte, es un procedimiento quirúrgico importante, que si bien ha avanzado considerablemente y ha permitido evitar muchas muertes maternofetales, también ha llegado al punto de hacerse por moda, por confort, y lo más delicado: por desinformación. Es así como se ha llegado al término de «cesáreas innecesáreas». La ceśarea, como todo procedimiento quirúrgico, tiene sus riesgos, incluyendo mayor probabilidad de alergias en los niños, se ha estudiado el papel que juega el proceso del parto en el desarrollo pulmonar del menor, así como se ha estudiado la diferencia de bacterias benéficas en el intestino entre niños que nacen por parto natural y cesárea (entendiendo la vagina como un canal portador de estas bacterias benéficas que son transferidas de la madre al hijo durante el parto), en la madre, se ha estudiado el papel de las cesáreas y su posible aumento de las depresiones posparto, así como un aumento en la dificultad de establecer la lactancia, de especial importancia en las primeras horas de vida. También existen casos -raros, pero existen- de corte de otros órganos importantes, corte a los tejidos del bebé y la adquisición de infecciones nosocomiales o intrahospitalarias.

En cuanto a la lactancia, existe un consenso científico con bastante soporte sobre la importancia de establecer la lactancia en la primera hora de vida del neonato, sin darle leches de fórmula y permitirle el contacto piel con piel con la madre siempre que sea posible (o en su defecto con otro cuidador cercano), es además un derecho de la madre saber si su hijo vive y está bien. A pesar de ello, a muchas madres se les priva de ese contacto con sus hijos y a sus bebés se les da formula sin siquiera consultar e informar a la madre.

Sobre el corte del cordón umbilical hay distintas conclusiones, pero la mayoría apunta a que el corte tardío (sobre los 2-3 minutos de nacido el bebé) permite al menor obtener nutrientes y hemoglobina que le serán de gran aporte. No obstante el protocolo más efectuado es cortar el cordón en tanto nace el bebé.

Hay maniobras totalmente desaconsejadas como la maniobra Kristeller, la cual consiste en empujar el bebé (para «ayudarle a nacer») haciendo presión sobre el abdomen de la madre, sobre esta maniobra no se han documentado efectos positivos en el proceso del parto y, por el contrario, se han documentado riesgos que implica en la vida de la madre y el bebé.

Otro procedimiento, la Episiotomía ha pasado de ser un procedimiento ocasional, a establecerse en muchos hospitales como parte del protocolo, sobre este procedimiento quirúrgico (que consiste en cortar parte del periné durante el proceso del parto) no se ha documentado que realmente permita facilitar el proceso del parto, por el contrario, se ha observado que las mujeres que sufren desgarros espontáneos generalmente se recuperan en la misma cantidad de tiempo o en menos tiempo y, a menudo, con menos complicaciones que aquellas a las que se les realizan episiotomías. Adicionalmente, las mujeres a las que se les practica una episiotomía tienden a perder más sangre en el parto, tienen más dolores durante la recuperación y tienen que esperar más tiempo para tener relaciones sexuales sin sentir molestia (sin contar los casos en que terminan con disfunciones permanentes). A pesar de esto a muchas madres se les realiza episiotomías de rutina sin siquiera informarles.

Luego de una serie de sucesos no favorables para el parto natural (acostarse y estar en contra de la gravedad, bajo monitoreo permanente, estrés y ansiedad que terminan inhibiendo la oxitocina natural, luego la oxitocina sintética aparece para acelerar un parto cuyos tiempos y procesos naturales no se les ha permitido -generando a veces más dolor-) aparece la Epidural como la salida al dolor de un parto que misteriosamente se ha estancado, terminando en cesárea en la mayoría de los casos. No se concibe un parto sano, en movimiento,ni métodos para calmar el dolor como usar un balón, caminar, cambiar de posición, recibir masajes de la Doula o pareja, o incluso una bañera con agua tibia en un ambiente cálido y agradable.

Algunos partos incluyen procesos que pueden vulnerar la intimidad o la idiosincrasia de la madre, la afeitada de rutina se ha observado que no solo no es necesaria para mantener la asepsia sino que a veces puede facilitar infecciones e irritación. Por su parte el enema (laxante que se introduce por vía rectal para «limpiar el colon» durante el proceso del parto) se ha demostrado que no acelera el proceso del parto de forma significativa y tampoco afecta la seguridad o asepsia del proceso de forma significativa, por lo que se sugiere que se realice solo a demanda (no de forma rutinaria). Aún así hay madres a las que les rasuran o les aplican enema sin preguntarles.

De forma menos común, pero constituyendo una violencia más notoria están los casos en que se cuestiona la sexualidad de la madre («¿cómo para concebirlo si no lloró/gritó?») Muy frecuentemente se tienden a censurar los gritos en un momento en que la madre entra en un estado de consciencia diferente, en que su cuerpo se abre para dar a luz una nueva vida.

Un hecho con el que se han logrado más concesiones recientemente es con el permitir el acompañamiento del esposo y/o la doula durante el parto hospitalario, cada vez más hospitales lo permiten, igual que el permitirles ser parte del proceso (otro capítulo pendiente es el pensar si privar al padre de involucrarse durante el parto constituye también violencia de género hacia ellos) cortando el cordón umbilical, y permitir el contacto temprano piel a piel, quizás sea un buen comienzo para un camino largo, en el que debe quedar claro que no solo hasta allí llega la búsqueda de un parto humanizado.

Existe quizás una confusión bastante generalizada respecto a la diferencia entre un parto natural y un parto humanizado, y dada la amplia documentación existente es posible concluir que no todo parto natural (fisiológico, etc) se da de forma humanizada ni todo parto humanizado es parto natural.

La imagen clásica de la madre acostada a la que le indican cuando pujar y que no puede gritar es quizas un indicio de lo normalizado que está el ver a la madre como un paciente enfermo, y también la surgiente moda de programar las cesáreas acorde a la agenda de la madre o del obstetra (a veces con información falsa del tipo «tus caderas son muy estrechas», «tú no puedes parir un bebé tan grande», entre otras) sin contar el desarrollo pleno del bebé da cuenta de lo desconectados que estamos del proceso natural de parir.

Pero así como existen cesáreas innecesáreas también existen cesáreas humanizadas, en casos en que la madre -plenamente informada de los riesgos- decide tenerla y se respeta su decisión, como en casos de alto riesgo en donde la cesárea es la única forma de salvar la vida de la madre o el bebé, y se da de forma armoniosa, sin maltrato físico o psicológico, por el contrario.

Todo esto para hacer un llamado a informarnos, a revisar los postulados de la OMS respecto al parto, la norma técnica de atención al parto del ministerio de protección social, así como el conocer el proceso mental y hormonal por el que suele atravesar una mamá en trabajo de parto.

Además de informarse, es de destacar también el deber del personal de la salud a la hora de realizar cualquier procedimiento, explicar posibles consecuencias de cada cosa es parte fundamental del consentimiento informado: ver en la madre un ser pensante capaz de decidir por si misma. Igual de importante es soñarse y tener un plan de parto, pensar no solo como te sueñas el parto, sino qué quisieras que pasara si las cosas se dan de otra manera.

Por último, recordar que existe también personal de apoyo valiosísimo como son las doulas y doulos, las asesoras de lactancia y de porteo. Y por supuesto, «la tribu». La violencia obstétrica es violencia de género, es una violencia que nos toma en un momento íntimo, importante y sublime, quizás la construcción de un mundo en paz comience por un mundo donde los que lleguen, lleguen sin violencia para ellos o sus madres. Eso, justamente, es lo que busca el movimiento por un parto humanizado.

Blogroll, ambientalismo, proceso de paz y receta.

Blogroll

Fue de las primeras cosas que aprendí cuando empecé en WordPress. También lo enseñé en los talleres de blogs que dí: No es cuestión solo de que te lean, sino de tejer redes.

Hoy reviso mi blogroll y lo actualizo, con la nostalgia que solo sabe entender alguien que lleve más de seis años blogueando (en mi caso son como 10, hay gente que lleva más), esa de ver que al fin y al cabo mantener un blog vivo no es cosa fácil (muchos ya ni existen), y que toparte con un post viejo te puede sacar lágrimas. Sigue leyendo «Blogroll, ambientalismo, proceso de paz y receta.»

El círculo vicioso de la violencia

Quizás este post no diga nada nuevo, nada que ya no se sepa, pero siento que es necesario.

Hoy, con este tema de los racionamientos de agua en zonas periféricas de la ciudad me pregunto hasta qué punto es cierto que les racionan el agua porque consumen en exageración o hasta qué punto lo hacen porque son ciudadanos que no pueden levantar su voz de protesta. Claro, no es lo mismo racionar el agua en El Poblado que en San Cristóbal, donde protestar no ha de ser muy favorable para quien lo haga, por razones del conflicto.

Aborrezco plenamente ese discurso de que pasamos la página del miedo, y de que tenemos una nueva Medellín, porque ni siquiera es un discurso nuevo, eso se decía hasta en la prensa durante el ferrocarril, o la apertura del metro, etc. Sigue leyendo «El círculo vicioso de la violencia»

Licencias de maternidad y paternidad en Colombia, ¿en pro de la lactancia materna?

ventajas-lactancia_articulo_landscape
La lactancia materna, el mejor alimento y la mejor manera de estrechar el vínculo afectivo con el bebé.

En nuestro país, en muchas cosas, la norma parece bastante bella, pero no lo es en la práctica.

Cuando vemos la cantidad de campañas que hablan de la lactancia materna como mínimo hasta los seis meses, creeríamos que nuestro país -y nuestro locutor directo en esos casos, la EPS- tiene todo el soporte para asesorarte en temas de lactancia materna y que efectivamente lo hace.

La realidad es que en contra de la lactancia materna hay varios factores:

1. La desinformación:

Sí, existen miles de falsas creencias respecto a la lactancia materna, algunas de ellas:

«No produzco suficiente leche»: falso, mientras más ponga a su bebé a lactar, más leche producirá. Es una reacción hormonalmente maravillosa. Aliméntese bien y tome bastante líquido, eso sí (principalmente por usted, pues la leche de todos modos va a ser nutritiva para el bebé). Otra cosa, no tiene que tener los pechos de Pamela Anderson para garantizar que produce buena cantidad de leche.

«El bebé no queda lleno»: si lo pone suficiente tiempo, le saca los gases y lo pone nuevamente, si la posición es la adecuada (es decir, que se pegue de la areola y no solo de la punta del pezón), es probable que esté haciendo las cosas bien, no desista. Al principio, aliméntelo más seguido, después puede espaciar un poco más las tomas. El peso y el crecimiento le pueden indicar cómo van las cosas, teniendo en cuenta factores genéticos (si su familia es bajita y la de el padre del bebé también, no pretenderá que su hijo tenga un peso y estatura exagerados).

«Mi leche es aguada, no lo nutre»: falso, la composición de la leche cambia, desde los primeros días (que es el calostro, altamente nutritiva y rica en grasas aunque sale en menor cantidad -igual el estómago del bebé no es que sea muy grande recién nacido-) hasta la leche madura, incluso durante la misma toma, la leche cambia, al principio la leche es más aguada, y sacia la sed del bebe, y luego la leche es más espesa y rica en grasas, por ello es importante que el bebé tome lo suficiente de cada seno. La leche de fórmula, incluso la más costosa, no logra ni llegar a la mitad de los componentes esenciales de la leche materna, que aún hoy siguen encontrándose. Un buen indicio son las heces del bebé, primero negras o verde oscuras, que es el llamado meconio, y luego de un color amarillo mostaza, la leche materna es un alimento de alta absorción, lo que quiere decir que su bebé puede sentir hambre más seguido que con la leche de fórmula, esta última, que es de más difícil digestión, podrá brindarle mayor sensación de saciedad, pero no solo lo nutre menos, sino que le causa mayor reflujo y cólicos. Como la leche materna es de alta absorción, no se asuste si el bebé pasa uno o más días sin hacer popó (acá algo interesante sobre el tema).

«Duele demasiado»: el mayor temor que se difunde al respecto es la posibilidad de que el bebé te muerda, lo cierto es que el recién nacido en algunos casos ni siquiera sabe lactar (puede ayudarlo estimulándolo con masaje con la yema de los dedos alrededor de los labios, en especial en las comisuras), a pesar de tener el reflejo de succión, ni tiene la fuerza suficiente para lastimarte. De hecho, es posible que si lo haga un poco cuando le empiezan a salir los dientes, pero para ese entonces tu pecho estará acostumbrado (también puedes indicarle que debe ser cuidadoso con la mamá). Lactar fortalece el vínculo afectivo con el bebé, y cuando éste toma leche del pecho la madre, incluso, siente que «descansa».

«El bebé se pone mimado»: esta es quizás la más absurda y ridícula de todas las falsas creencias sobre la lactancia materna. Un bebé, especialmente recién nacido, necesita afecto; acaba de salir de un ambiente donde todo es perfecto, tiene comida todo el tiempo, no hace calor ni frío, a un ambiente donde hace frío, donde se puede quemar su colita, donde puede sentir hambre o calor, y, en efecto, donde se puede sentir solo y desprotegido. No está mal darle amor a un hijo. El mejor consejo para un padre que no quiere darle amor a sus hijos, de mi parte, es el siguiente: NO los tenga.

Otro tema bastante relevante y del que se informa poco es el banco de leche materna. En todo mi período de embarazo y posparto no tuve un solo doctor que me informara detalladamente sobre el tema por iniciativa propia (desde la EPS, porque desde la familia si la hubo), de hecho, en la primera cita de crecimiento y desarrollo preguntaron a todas las madres sobre cómo alimentaban a sus bebés (de un mes casi todos) y no hubo asesoría alguna para que insistieran en la lactancia materna.

Al respecto, algunos consejos de posible utilidad:

1.1 Evite el biberón y el chupo, son la mejor manera de calmar a un bebé, pero son también la mejor manera de no saber qué le pasa, además, pueden causarle problemas en los oídos. Para darle leche, use una cuchara (hay algunas especiales para bebés), así preferirá succionar pecho.

1.2 Compre de una vez varias bolsas o tarros para almacenar la leche materna, tenga en cuenta que los tarros son más fáciles de lavar y esterilizar, los venden libres de BPA. Es más económico conseguirlos por Internet que en las droguerías colombianas, sin embargo, al parecer los más recomendados para reutilizar son los tipo 5 (polipropileno o PP), que tengan el símbolo de copa y tenedor, también son aptos los frascos de vidrio esterilizados (como los de algunos jugos y conservas).

1.3 También debe conseguir cocas para almacenar la leche materna (pezoneras colectoras, conchas recolectoras, lacti mamilas…), es decir, unos recipientes plásticos que se ponen en el pecho y evitan, por una parte, que se nos ensucie la ropa, y por otra parte, que se desperdicie esa leche (ver ejemplo acá). Otra ventaja de estos recipientes es que ayudan a salir el pezón, estimulan la producción de leche y ayudan a que el pezón sane cuando se lastima, ya que está en contacto con la leche que lo ayuda a sanar. En caso de que no sean totalmente herméticos, puede envolverlos con tiritas de flim plástico adherente (el mismo de envolver alimentos).

El uso de estos es, además, más ecológico e higiénico que el uso de toallitas para el pecho.

1.4 Duración de la leche:

-Es preferible que la leche que se almacena en las cocas no pase más de seis horas por fuera de la nevera, mejor si son cuatro. Al sacar la leche de estos recipientes deposítela en los tarros para la leche materna y póngale fecha (puede ser con sharpie).

-La leche en la nevera no debe permanecer más de seis días.

-La leche en el congelador puede durar hasta tres meses, sin embargo, la leche congelada cambia aún más su sabor y olor para el bebé, por lo que este puede rechazarla con mayor facilidad.

-Cuando vaya a alimentar al bebé, caliente la leche a baño maría hasta que esta quede tibia (puede probar con el dorso de la mano, la temperatura de la leche no debe sobrepasar los 35°C). Procure esterilizar los recipientes en los que va a suministrar la leche, así como los de almacenamiento (las cocas de los senos).

-No recaliente la leche. Si el bebé no se la tomó, descártela (para evitar botarla procure almacenar alrededor de 3oz, no más).

-No olvide pedir que le acerquen a su bebé para alimentarlo inmediatamente después del parto, si usted está cansada, él está cansado y además hambriento. Tampoco olvide que no debe alimentarlo de algo diferente a leche materna -o en su defecto, fórmula- hasta los seis meses, ya que su cuerpo aún es bastante inmaduro para asimilar otros alimentos. Si por alguna razón le da mastitis, no deje de alimentar a su bebé, esto le ayudará a recuperarse. Si necesita usar un extractor, no olvide que los hay desde los más costosos, hasta los más económicos ($10.000COP).

2. Las licencias de maternidad y paternidad vs la economía familiar.

En nuestro país las licencias de maternidad tienen una duración de tres meses, los cuales son remunerados un 100% del salario para la madre vinculada laboralmente por contrato y de un 40% de los honorarios para la madre vinculada por prestación de servicios, sin embargo, las EPS buscan cualquier excusa para no pagar las licencias de maternidad, a pesar de incumplir la ley.

Para esto, es importante tener en cuenta:

2.1 La EPS no debe excusarse en la no puntualidad de los pagos de salud y pensión para no pagar la licencia de maternidad, si la EPS recibe el pago, se allana a la mora.

2.2 La EPS no debe excusarse en el no pago durante todo el período de embarazo para rechazar el pago de la licencia, en especial si la madre es de escasos recursos, ya que si no se ha pagado salud y pensión durante todo el período de embarazo, la EPS debe pagar la licencia de manera proporcional al período cotizado.

2.3 Tampoco es excusa si los pagos oportunamente efectuados por la madre no aparecen en el FOSYGA, ya que es deber de las EPS mantener al día esta información.

Es de resaltar que esto constituye una grave violación no solo a los derechos fundamentales de la madre, sino también a los derechos del recién nacido, los cuales gozan de protección especial del estado según la Constitución Política de Colombia. Lo que quiere decir que esto puede solicitarse mediante tutela si el período no supera un año de nacido el bebé.

Llama la atención que a pesar de que el estado considera relevante la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses, la licencia de maternidad dure tan solo tres meses, lo que implica que las mujeres deban regresar a sus trabajos y lactar menos tiempo a sus hijos (con derecho solo a una hora de lactancia para las madres con contrato laboral), de lo contrario, deben renunciar a sus trabajos poniendo en peligro la economía familiar. De hecho, en mi experiencia, nuevamente, con las madres que van conmigo a Crecimiento y Desarrollo, pude comprobar que la mayoría de las que alimentan a sus hijos de pecho, renunciaron a sus trabajos, las que no los alimentan de pecho, siguen trabajando. Dar lactancia materna exclusiva y trabajar es una labor titánica (aún más si además se estudia o tiene otros proyectos personales).

Respecto a la equidad de género, llama la atención la absurdamente corta duración de la licencia de paternidad (ocho días hábiles), en un período en que el padre supone un apoyo grande para la crianza, su ausencia es una carga aún mayor para la madre, en especial cuando esta ha tenido cesárea (lo cual ocurre en una alarmantemente alta cantidad de las madres colombianas). Si hablamos de que la familia es la base de la sociedad, más teniendo en cuenta la gran cantidad de tipos de familia que se establecen en nuestro país, debería tenerse una distinción en cada caso, hoy día la mayoría de las madres debe recurrir a familiares en el mejor de los casos, y en el peor de los casos a una empleada que quizás no tenga ni el más pequeño lazo afectivo hacia el menor, todo para intentar salvaguardar la economía familiar.

Si desde el estado no se apoya la paternidad responsable como parte importante de las políticas de equidad de género, menos se puede pretender que por generación espontánea los padres colombianos asuman sus responsabilidades, que casi siempre el mismo machismo termina limitando al plano económico. En una cultura abiertamente machista, lo fundamental es que la ley proteja a la mujer de una manera justa.

3. La presión de las empresas y de las otras madres.

Sí, parecería increible, pero lo cierto es que muchas madres presionan de manera directa o indirecta para que las nuevas madres dejen de amamantar. Con la excusa de que amamantar perjudica la posible vinculación laboral de otras madres (y lo peor es que de hecho así sucede en varias empresas) se presiona a las nuevas madres para que no brinden a sus hijos el alimento más importante que cualquier mamífero puede ofrecer a su cría.

Ahora que se habla de extender la licencia de maternidad a 5 meses, no está de más tener en cuenta estos aspectos y el cómo afrontarlos para garantizar la lactancia materna exclusiva como mínimo hasta los seis meses. No olvidemos que no solo es el mejor alimento, sino también un importante vínculo afectivo.

4. Feminismo mal informado.

Sí. A las mujeres nos venden la idea de que el bebé es una carga de la que hay que liberarse pronto, y que esto se logra tratándolo como un adulto cuanto antes. No es de asombrar que, por esto, muchas mujeres, aún pudiendo dar pecho, deciden abiertamente no amamantarlos, así como la contínua presión -ahí sí- de los psicólogos de las EPS para que las madres desistan del colecho (es decir, para ellos es casi un pecado que el bebé duerma en la misma habitación de su madre).

Con esto, además, nos hacen sentir culpables de vivir y disfrutar de las cosas más bellas de la maternidad, como lo son el amamantar o el dormir, aunque sea de vez en cuando, con el bebé. Y no solo eso, de algún modo se insiste en que el niño es un ser malvado al que hay que dejar llorar cada que sea posible, así las madres ignoran forzosamente el llanto de sus hijos, aún cuando es llanto de dolor (además, como mantienen chupo, les es difícil identificarlo).

Cabe preguntarse si esa idea de libertad que se vende no es una nueva esclavitud: una necesidad de comprar biberones, chupos, leches de fórmula y demás, todo un mercado significativamente costoso, en el que no está de más incluir al mismo psicólogo, para que ayude a superar el trauma del bebé que no se siente querido.

La memoria, lo que nos queda.

Trailer del documental «No hubo tiempo para la tristeza», elaborado por el Centro de Memoria Histórica.

Desde pequeños, en las escuelas nos enseñan la frase «el que no sabe de historia, está condenado a repetirla», tristemente, en nuestro país el esfuerzo de muchos medios es obligarnos a repetirla, a desconocerla, a desconocer nuestras víctimas, nuestros dolores, nuestras lágrimas.

Hace unos meses, el Centro de Memoria Histórica, que ha llevado a cabo la difícil labor de desenterrar de nuestro pasado sangriento la historia de las víctimas, de nuestro conflicto interno, de nuestra situación de guerra, publicó el informe ¡Basta ya!, un informe con gran soporte fotográfico, estadístico, testimonios y demás, que recorre nuestras más recientes tragedias como país en conflicto hasta esas que ya muchos por desinterés, mala memoria o poca conveniencia, hemos olvidado (ver informe).

Sigue leyendo «La memoria, lo que nos queda.»

Gritos para orientar un disparo

La primera vez que visité Caldas, ese municipio que queda al suroeste antioqueño y que cada día su aspecto de pueblo muere un poco ante la maquinaria implacable del «progreso», pude notar -y así me lo indicó mi guía- que muchas cosas en ese lugar tenían por nombre «Ciro Mendía», un escritor del que jamás en mi vida había escuchado.

Y es que él, así como muchos otros escritores de nuestro país, mueren en el anonimato. Aunque nació hace 120 años (un primero de mayo), creo que ni su pueblo natal ni ese universo que lo adoptó lo recordaron. De hecho, es muy probable que si visites Caldas -que aún tiene escombros de pueblo- y preguntes a un jóven por Ciro Mendía, te responda que es un colegio, si es que antes no te has encontrado en el parque principal con el busto de Ciro y su soneto mutilado.

Hoy, para la memoria y para el deleite les comparto este poema que es uno de mis favoritos, tomado de su libro Escuadrilla de Poemas (1934-1938):

——————————

GRITOS PARA ORIENTAR UN DISPARO Sigue leyendo «Gritos para orientar un disparo»

Pensamientos sueltos

1.

Primero salió en diversos medios el primer video, un comercial de Coca-Cola con estadísticas bastante dudosas para «demostrarnos» que este mundo es una maravilla y que esas estadísticas que muestran son razones para creer en él. El comercial termina, como es de esperarse, con la «mayor razón para creer en el mundo»: Que la gente comparte Coca-Cola. Sigue leyendo «Pensamientos sueltos»

De una «niña» enojada y otras vainas

Hace más de 1 mes se conmemoraron 25 años de la tragedia de Armero, día en que el volcán Nevado Del Ruiz tuvo erupción, dejando a su paso miles de víctimas. En ese entonces geólogos y otros expertos habían advertido que una tragedia así podía ocurrir, pero las medidas de prevención no fueron suficientes.

Y es que las medidas de prevención de desastres, lamentablemente en nuestro país nunca son suficientes, y en muchos casos son inexistentes. Un ejemplo de ello es lo que ocurre con un ciclo conocido como «El niño oscilación sur (ENOS)» más conocido como el fenómeno del niño y el fenómeno de la niña. Sigue leyendo «De una «niña» enojada y otras vainas»