Incertidumbres

Caminar, sonreir, seguir.

Al fin y al cabo todo se resume en caminar.

Y pensar que caminando se derramaron lágrimas tan amargas, y pensar que el frío helaba la sangre, y pensar que la soledad atormentaba como a animal forzado a estar solo luego de habese domesticado para la compañía.

Y dejar de pensar.

Y mandar al carajo la angustia, y mandar lejos los miedos, y dejar el letargo en la cama. Sí: Levantarse.

Cuando se mantiene de tropiezo en tropiezo es difícil saber si uno llega a levantarse por completo.

Y saber si se está sano es aún más difícil que saber si se está de pie, dicen que también depende del punto de referencia, y de circunstancias complejas. Quien sabe.

La única certeza respecto a uno mismo es sentir.

Melancolía

Dolor – Vincent Van Gogh.

Melancolía y nostalgia no son una buena combinación, tal vez. No solo es ese no encontrarse en el mundo, es no encontrarse en uno mismo, es perder la tranquilidad y la calma, navegar por el mar profundo y salado de la tristeza, es dejar de disfrutar tanto de la soledad como de la compañía, del día y de la noche, del sol y de la lluvia.

Queramos o no estamos en un mundo que, de alguna manera, nos exige ser felices y extrovertidos, casi todo lo que se sale de ese espectro está tipificado psicológicamente como un problema, ¿y es que cuál es la razón de vivir, no es, acaso, buscar ser felices?¿si vivimos en esa búsqueda, por qué fingir que no hay que seguir buscando?

Aunque suene a cliché, yo creo que la felicidad sí está en las cosas simples, más que un logro material, es un estado mental; pero la felicidad no es un estado permanente, no es eso que nos venden día a día miles de empresas (mucho menos Coca-Cola), y la nostalgia no es otra cosa que la añoranza de ese estado transitorio, feliz.

Ya olvidé cuando fue la última vez que me sentí realmente feliz, por supuesto que he sentido alegría, pero esa plenitud de la felicidad es un sentimiento poco frecuente. Y lo triste de la memoria es que así como se pueden resignificar los recuerdos para hacerlos más felices, un solo hecho, por ejemplo, una mentira, puede resignificar un montón de recuerdos felices y pintarlos de duda.

Yo no creo eso de que el olvido sea el único perdón y el único castigo, porque si de algo me he convencido es de la importancia de la memoria, el reto es que, a pesar de los recuerdos, o gracias a ellos, podamos vivir tranquilos, es la tranquilidad el único perdón. El castigo no importa, el castigo es la conciencia de cada cual.

La melancolía también puede darse por una felicidad aún no vivida, sentir nostalgia del sentir más que del recuerdo, del hecho.

No existe una solución mágica para salir de este estado, y creo que tampoco es importante buscarla, vivir es vivir también estos sentimientos. Sin embargo, el mundo sigue su rumbo, seguimos existiendo y, queramos o no, no podemos detenernos. La mayor fortaleza no es caminar cuando estamos alegres, sino seguir aumentando el caos y caminando aunque nos invada la nostalgia o la melancolía.

Frío (2)

«¡Abran! ¡Abran! Lo soportaré todo: los cepos, las tenazas, el plomo derretido, las pinzas, el garrote, todo lo que quema, todo lo que desgarra; quiero sufrir normalmente. Antes cien mordeduras, antes el látigo, el vitriolo…, todo antes que este sufrimiento interior, este…, este fantasma de sufrimiento que roza, que acaricia y que nunca hace demasiado daño».

Jean Paul Sartre – A puerta cerrada

Que se me secan de vivir las ganas,

y se me inundan los ojos, amor mío.

Que espero y no espero tu regreso,

Que dormida y despierta desvarío. Sigue leyendo «Frío (2)»

Dos poemas, Cortesía de Ciro Mendía

LAS DOS AVENIDAS

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Por la avenida del olvido, lento

iba mi corazón convaleciente,

iba medio feliz, medio sonriente,

casi sin un dolor, casi contento.

.

Ya no tenía nubes en la frente

y estaba más sumiso el pensamiento,

y en ese fino y cálido momento

nada oscuro guardaba ya en la mente.

.

Yo miraba las aves y las hojas,

la tarde ardía de pinturas rojas,

cuando te ví de nuevo y no me viste.

.

Yo dejé del olvido la avenida

y tomé del amor, la conocida,

y por la del olvido tú seguiste.

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SOLEDADES

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Pesa el ambiente y un doliente peso

hace llorar la página del día;

se me rompen la voz y la alegría

en esta soledad de carne y hueso.

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Se me clava la ausencia de tu beso

y hace sangre mi luz. Yo te diría

que ya mi corazón perdió la vía,

porque el tuyo ha olvidado su regreso.

.

A esta casa sin miel y sin objeto,

hasta la lumbre le faltó al respeto

y el viento y el amor la han golpeado.

.

Es una isla conmovida, en donde

se oye de noche, pávido, y se esconde,

el grito de un fantasma enamorado.

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Así es el azar, esta locura de universo en el que estamos parados, depronto vas en el metro, mirando con cuidado al suelo por si depronto se cae y se pierde algún pedazo de corazón roto, y te encuentras con dos poemas que afilan su puñal en la herida, suena masoquista, pero es bello saber que alguien, hace mucho tiempo vivió y pudo transmitir de manera perfecta eso que sientes. Gracias por eso, Ciro.

Cuesta abajo

No es una novedad. Desde los tiempos más remotos de nuestra humanidad lo sabemos, ¿Qué sabemos? tal vez poco, tal vez mucho, para algunos, tal vez nada.

Todos lo hemos vivido, de una forma u otra: Caer-levantarse-caer de nuevo, algunos aprenden a hacerlo con magistral resignación, otros lo hacen con indiferencia, otros tratan de evitarlo y los últimos, seres inexplicables, lo hacemos con optimismo. Sigue leyendo «Cuesta abajo»