Una breve historia para el posconflicto en Medellín y receta para Julio sin Plástico.

Una breve historia para el posconflicto en Medellín.

Recuerdo que cuando se estaba organizando el año pasado un evento en el que trabajé una de las cosas que se conversaron fue si el hecho de hacer un foro sobre el posconflicto era pertinente o no. Sé que se organizó un espacio genial pero quizás por poca convocatoria la asistencia fue poca. Al final se decidió hablar mejor de paz, porque la palabra posconflicto es aún un poco polémica. Algunas personas consideran que el posconflicto aún no está ocurriendo. Por su parte ONG como Vivamos Humanos sí ha encontrado situaciones de posconflicto en el país, que cada vez se dan en mas territorios. Sigue leyendo «Una breve historia para el posconflicto en Medellín y receta para Julio sin Plástico.»

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Ir subiendo y sentir que se aceleran los latidos, ver la ciudad desde sus orillas, sentir que, a pesar de ser un individuo del mundo, hay un lugar en ese mundo en el que sientes que formas parte, un lugar de sueños, tristezas, alegrías… Vida.

Sentir el aire fresco, abrazar los amigos, verles sonreir, mientras los ojos permiten la entrada de todas esas imágenes al paraíso de la memoria, olvidar por instantes esas historias de duendes y lágrimas.

Es, en cierto modo, ser de nuevo un niño, lo cual creo que es el estado más feliz en que puede estar un ser humano, escuchar en medio de la noche esa sinfonía de la naturaleza, saber que al abrir los ojos con los rayos del sol podrás disfrutar de esa maravillosa biodiversidad, así como sentir la calidez de tantas personas.

Aunque los pies sigan caminando, ese tejido complejo que permite la conciencia, de alguna manera, nos recuerda que también tenemos raíces.

Medellín agridulce

Siento que hace mucho tiempo no veo a Medellín desde las alturas, desde sus orillas, y de verdad lo extraño.

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Me molesta mucho cuando la gente, no se si por creer que es de «más caché» decirlo, se refiere a estos bellos y añorados lugares como «las comunas», ignorando totalmente que esta, mi ciudad, Medellín, al igual que muchas otras ciudades, está dividida en comunas.  Sigue leyendo «Medellín agridulce»

¿Huir?

«La Muerte, que es muy  ágil, dió un brinco y se montó en una horqueta del aguacatillo; se echó la desjarretadera al hombro y se puso a divisar. «¡Dáte descanso, viejita, hasta qui a yo me dé la gana -le dijo Peralta- que ni Cristo, con toda su pionada, te baja d’es’horqueta!».

Peralta  cerró su puerta, y tomó el tole de siempre. Pasaban las semanas y pasaban los meses y pasó un año. Vinieron  las virgüelas castellanas; vino el sarampión y la tos ferina; vino la culebrilla, y el dolor de costao, y el  descenso, y el tabardillo, y nadie se moría. Vinieron las pestes en toítos los animales; pues tampoco se murieron».

Tomás Carrasquilla – En la diestra de Dios padre.

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Y así es como mi sitio de huida termina siendo un sitio más de encuentro.

Correr termina siendo una actividad que desgasta los huesos, que te acelera el palpitar del corazón, el hacerse consciente de esa sangre que no vemos, pero que corre por las venas.
Llega un punto en el que, al parecer, no se puede huir, el lugar del que no puedes escapar y al que llegan los mil compromisos en los que te metiste, solo para recordarte que era posible, para poder decirse estúpidamente que se puede seguir soñando. Tal vez la estupidez está subvalorada.

Y es inevitable preguntarse si vale la pena seguir corriendo cuando ya no hay un lugar al cual huir, millones de impulsos nerviosos totalmente desperdiciados en… Nada.

Y al final uno se engaña a sí mismo haciendo tantas cosas solo para engañar la muerte, o para hacerla subir a un árbol de aguacate, como hiciera el amigo Peralta, dicen por ahí.

También hay que encontrarse, auto-encontrarse, perder el miedo, que de nada sirve, y dejarse encontrar.

Encontrarse también es reflejarse en el agua, dejar de correr por un instante… Encontrarse también es esa sensación que queda en el cuerpo y en la mente cuando uno se ha estrellado contra la pared, y saber que eso ocurrirá una y mil veces, porque está vivo, porque la vida no es una línea.

Y seguir en esa maraña que llamamos camino, pero seguir sonriendo.

Barrio Nuevo-La Loma, San Cristóbal, (Med-Ant-CO),

Bajo un cielo de estrellas

.Los árboles no deberían morir antes que uno.

El pensamiento casi flota entre los árboles que presenciaron la muerte del mandarino… Ella se fue.

¿Quién, entonces, recogería alegremente sus frutos en las mañanas, cuando el olor a fruta fresca se mezcla con el aroma del aire fresco matutino: la hierba húmeda, el olor de la tierra, el aroma de las flores…?

Se vieron crecer mutuamente, ella jugó con sus amiguitas a la cocinita, dónde la cebolla era ese bulbo el cual, ahora dice, es una Liliácea, cuando ambos estaban más grandes, ella jugó a las escondidas subiéndose a lo más tupido de sus hojas… Ella los vió florecer por primera vez, inundando la mañana con ese olor de las flores de naranja, lima y mandarina.

Ellos, por su parte, la vieron exhalar sus primeros suspiros, los gustos juveniles, pasajeros e imposibles… Tal vez solo las niñas lindas consiguen novio a temprana edad.

Ella probó sus primeros y jugosos frutos, naranjados, frescos… Y el olor, ESE olor…

Ellos la vieron conocer sus primeros amores platónicos a través de las hojas de los libros (autores, no personajes), ella, recostada en sus ramas (ya acondicionadas para sostenerla con los años) compartió con ellos la sonrisa y el éxtasis que queda al final de una buena historia.

Y los grillos, mariposas, libélulas, mariquitas y otros seres parecían ser cómplices de todo esto.

Pero ella se fue.

Ellos siguieron dando frutos que ya nadie comía, nadie humano, por supuesto, pues los demás seres se daban un gran banquete.

Ella los extrañó, jugar entre sus ramas, reír, soñar… Incluso llorar y pasar el trago amargo con un dulce y jugoso fruto.

Y regresaba, pero cada vez con menos frecuencia, aumentaba la ausencia poco a poco.

Parecía que ellos lo habían percibido de algún modo, se enfermaron, casi de muerte… Y luego vino la muerte: el mandarino murió.

Y fue un círculo vicioso, pues a ella le dolía verlos así, entonces regresaba con menos frecuencia.

…Estos árboles también la vieron enamorarse, la vieron estrechar una mano y compartir un beso mientras el corazón le latía más rápido, tal vez sintieron celos, tal vez, de amores arbóreos muy poco se sabe.

Supieron perdonarla: La acogieron de nuevo en sus ya debilitadas ramas para nutrirse con ese líquido que caía de sus ojos, la vieron enfermarse y casi morir por el desamor, pero dicen que de amor o desamor nadie se muere, tal vez, excepto un poco…

Una parte de ella, al igual que estos árboles -excepto el mandarino, que lo hizo por completo-, murió. Juntos buscaron florecer de nuevo, parece que lo lograron.

Ella ha regresado, ellos de nuevo le han obsequiado sus frutos en las mañanas, esos que llegan a las papilas y al bulbo olfativo cuando el olor a fruta fresca se mezcla con el aroma del aire fresco matutino: la hierba húmeda, el olor de la tierra, el aroma de las flores…

Juntos, tal vez con nostalgia, contemplan lo que queda del mandarino muerto… «Los árboles no deberían morir antes que uno» piensa ella mientras los primeros rayos del sol iluminan el día y las aves cantan.

Pero, tal vez, solo tal vez, si materia-energía se transformn, nadie ha muerto.

Por las venas

Es eso. Hay lugares que corren por las venas*, sin siquiera darnos cuenta, cual eritrocitos, llevan el oxígeno a nuestro cuerpo, es tal vez eso lo que nos lleve a deshacer nuestros pasos una y otra vez hasta encontrarnos con nosotros mismos (y solos), tal vez porque dejemos un pedazo de nosotros en cada sitio, en cada persona, hasta ir agotando lentamente eso que nos mueve por dentro.

Nos alejamos de la tierra buscando un aire en el cual expandir nuestras alas, un fluido tranquilo en el cual poder sumergirnos, buscando la fuente inagotable, pero tal vez, más que seres voladores, tengamos similitud con los árboles, que para poder desarrollar sus hojas en lo alto, deben nutrirse muy bien de la tierra…

…O tal vez no, tal vez sea simplemente darlo todo, tal vez en el camino se encuentre esa fuente inagotable de felicidad, de oxígeno a nuestra mente.

El dolor es un estado pasajero, el camino es un camino interminable, y nosotros, eternos caminantes.

*La autora aclara que por las venas corre sangre poco oxigenada y rica en CO2 (la sangre rica en oxígeno corre por las arterias, siendo excepciones a lo dicho las venas pulmonares y arteria pulmonar), y que los eritrocitos no solo llevan O2, sino que también recogen el CO2 de las células, pero prefiere dejar el escrito como lo imaginó en un camino.

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Nota: Que triste lo ocurrido a Rosa Elvira Cely, no podemos seguir permitiendo ese maltrato a la mujer, debemos expresar nuestro rechazo a la violencia, incluyendo la violencia hacia las mujeres. Otra nota triste es que en La Loma el temor sigue, los enfrentamientos entre «actores armados» siguen y a cualquier hora, ¿hasta cuándo?

 

Pa’ que sufran más

No quedaron satisfechos con matarlo, luego de los disparos, la sangre aún fresca en el pavimento de las pocas calles del barrio -un barrio un poco en el olvido, tal vez-, ellos, los «duendes«, esos asesinos que nunca dijeron adiós (aunque así le hicieron creer, a los que no estaban viviéndolo a diario, que se fueron) intentan tomar el cuerpo, meterlo a un carro… Llevárselo.

Es un niño de 14 años, bueno, era… ¿Por qué?

Es algo que suelen hacer, desaparecer el cuerpo varios días «pa’ que la familia y los demás aprendan, y para que la familia sufra más» Me explica una señora…

Esta violencia incansable, que asquea, que duele aunque no sea en nuestra carne ¿Hasta cuando?

*Nota: este post luego de conmoverme infinitamente con la película «Retrato en un mar de mentiras» De Carlos Gaviria.. Nada es ficción, aunque así quisiera.

Ella

Hoy es viernes, la noche huele a tristeza y soledad, a indignación y a muerte.

La violencia no cesa, mientras algunos se creen dueños de un territorio que es público y roban, matan, atemorizan a la gente… En Medellín volvemos a los paros de transporte público, a eso de que «el taxi va nomás hasta aquí, yo por allá no subo«,  a las fronteras invisibles que quien cruza muere, a las vacunas (infame nombre que reciben los cobros de los delincuentes a quienes con el sudor de su frente se ganan el sustento de sus familias) y las amenazas. Y es que la guerra, como siempre se supo, nunca terminó, los «muchachos», ó, mejor dicho, los amigos de lo ajeno, desde que ganaron la guerra (hace 8 años)  se quedaron, se «desmovilizaron», se fragmentaron y adquirieron diversos nombres, ahora pelean entre sí, usando a las personas inocentes como sus trincheras.

Intento no pensar en toda esa realidad, en que en Ituango aún hay desplazados que los noticieros ya olvidaron, que en La Loma están matando a los niños en las escuelas… Intento cerrar los ojos, entonces suena She’s like a rainbow y luego una bella voz canta Y dale alegría a mi corazón, pronto terminan mis vacaciones y siento que este corto tiempo lo dediqué más a mi futuro cercano que a mi presente (que dormí poco, que vi a pocos amigos y vi pocas veces a esa persona que con una sonrisa puede alegrarme el día), y ojalá que el cuerpo no pase su cuenta de cobro, pero tampoco quiero ocupar la mente en eso.

A mi lado se encuentra aquel escrito para ella, debo advertir que ella puede ser cualquier persona (aunque en realidad ella es única), y que si usted se identifica, no se asuste… Sigue leyendo «Ella»

Año nuevo

Nuestro Terremoto Social
Nuestro Terremoto Social - Matador

El año nuevo inició con terremotos: A principios de enero ocurrió El terremoto de Haití de 7.3 grados Ritcher que destruyó casi toda Haití, especialmente su capital, Puerto Príncipe. La noticia se ha transmitido por todo el mundo, la situación allí es bastante triste y aún más si tenemos en cuenta que Haití es un lugar donde la pobreza abunda.

Personalmente, pienso que hay que ser solidarios con ellos, si uno tiene en sus manos la forma de ayudar, no debe dudar en hacerlo, aunque, también a modo personal, me indigna bastante que muchos medios de Nuestro país transmitan de forma exageradamente amarillista la noticia, lucrándose así con el Rating a expensas del dolor ajeno, y claro, porque también es conveniente que nuestra atención se desvíe, porque es conveniente que nos sintamos millonarios con nuestro salario ínfimo, que sintamos que en Colombia la pobreza no existe. Sigue leyendo «Año nuevo»

Año viejo

El año pasado trajo bastantes cosas, a Hiperbarrio-Convergentes le trajo nuevos miembros, que le inyectaron una bella energía renovadora, también el año pasado se puso en marcha el proyecto de un nuevo HiperBarrio, y ese fue Hiperbarrio Ituango, allí me dieron la oportunidad de participar como su tutora virtual, quien estuviera pendiente del proyecto desde la distancia, pero con la cercanía que ofrece internet, recuerdo como si fuera ayer el primer viaje, la emoción de conocer un nuevo lugar, de conocer las personas que lo habitan, un poco de sus costumbres… Y claro, también recuerdo los nervios de aquel día, pues llegaríamos y luego de descansar un poquito del viaje tendríamos de inmediato una reunión con ellos. Sigue leyendo «Año viejo»