Blogroll, ambientalismo, proceso de paz y receta.

Blogroll

Fue de las primeras cosas que aprendí cuando empecé en WordPress. También lo enseñé en los talleres de blogs que dí: No es cuestión solo de que te lean, sino de tejer redes.

Hoy reviso mi blogroll y lo actualizo, con la nostalgia que solo sabe entender alguien que lleve más de seis años blogueando (en mi caso son como 10, hay gente que lleva más), esa de ver que al fin y al cabo mantener un blog vivo no es cosa fácil (muchos ya ni existen), y que toparte con un post viejo te puede sacar lágrimas.

Los blogs no han muerto, y muchas personas seguimos encontrando en ellos la magia de que la idea no quede en lo efímero del tuit, o en el post propiedad de Facebook. Afortunadamente.

Ps: Los blogs de la parcera siguen, aunque ella ya no esté. Y QEPD porque la paz no es solo cuestión de religiones.

Ambientalismo

Últimamente me he impresionado mucho sobre la forma en que he cambiado pensamientos sobre el tema. La persona que hoy escribe no es la misma que algún día dejó la carne, pero tampoco la misma que comía carne desproporcionadamente.

Es un tema que notaba hace poco que los chicos del Vegetarian Restó explicaban el por qué el restaurante no era vegano (ni ellos lo eran), ellos contaban acerca del pagamento.

Para mí hay algo que no tiene discusión: si sos animalista o te jactás de serlo, es una total contradicción que comas carne. Claro, de contradicciones estamos hechos pero hay que ver el sectarismo con el que terminan muchas personas, para mí lo más consecuente en un animalista es que sea vegano, o al menos vegetariano.

Yo, por mi parte, no me considero animalista, más bien ambientalista, pero he terminado entendiendo que no hay un modo de ser ambientalista o hacer ambientalismo, sino millones. Tal vez por eso me encanta tanto el título del blog «Cualquier cosita es cariño«, muy recomendado.

Con el ambientalismo por ejemplo no podés decir que el indígena que está peleando con la multinacional minera para que respete el resguardo como zona protegida (también ambientalmente) no está haciendo una lucha ambientalista porque una vez cada dos meses caza un animal en vía de extinción, en el cual hace un ritual de sacrificio y luego hace su pagamento a la tierra.

Cuando supe que estaba en embarazo llevaba ya casi dos años y medio como vegetariana, decidí comer nuevamente carne aunque con las rojas aún no me la llevo muy bien. Claro, sé que uno puede llevar un embarazo vegano incluso, pero era un rollo en el que en ese momento no podía ni me quería meter.

En lo personal, sé que cada inversión en una dieta más saludable puede resultar más costoso al bolsillo, si comprás producto orgánico seguro es más costoso que el corriente (quizás al principio eran más económicos pero a mayor demanda muchos emprendimientos terminan calculando mejor los costos, creo yo, y los precios suben, pasa también con los fulares, como explica Jan Andrea muuuy detalladamente, es mi opinión muy personal, pero yo si creo que en muchas de esas alternativas se da un comercio más justo en diversos sentidos). Pasa también con las dietas veganas, muchas veces los granos y otros productos que enriquecen la dieta (donde el hierro hemo vs no hemo y la B12 son factores a tener en cuenta) son un poco más costosos, también pueden demandar mayor capacidad de información y tiempo (en el post pasado contaba que la información es segregada, esto quizás lo explique mejor más adelante, en otro post) pero es evidente que una dieta vegana bien llevada puede mejorar el estado de salud, además de disminuir la huella ambiental y evitar la explotación animal.

Me adelantaré un poco al post sobre la información: no, no es que uno quiera ser pesimista, de mente cerrada o negativista, creo firmemente que las realidades hay que conocerlas para transformarlas, y parte de conocer es admitir los problemas estructurales. Tampoco se trata de atacar a nadie, maravilloso si uno nace en un ambiente con más información, o aún más que tenga acceso a ciertas cosas aún sin haber recorrido el «camino largo», pero la idea es trascender del problema para pasar a las acciones concretas, no sin antes entender el problema. Para ir a un ejemplo práctico, en NuestraRed.org se está solucionando el problema del acceso a internet en muchas comunidades de manera libre y abierta (lo que hizo que el libanuno Fredy Rivera se ganara el premio de Titanes Caracol hace poco).

También debo confesar que mi romance con la socialdemocracia (que no tercera vía) y el anarquismo va más por el lado no individualista, es decir, yo creo que no basta con transformar la vida propia, sino en compartir con el otro y con base en lo que se comparte el otro decida si transformar o no su mundo (de manera respetuosa, claro).

Pero volviendo al tema del ambientalismo, me gusta la idea de «cualquier cosita es cariño» porque es recordarnos que tenemos un norte, que es ir aumentando acciones pequeñas para lograr dañar cada día un poco menos el planeta (que igual lo dañemos no quiere decir que no podamos disminuir el daño, y es caer en la trampa del todo o nada como bien explica Mariana aquí). Yo acá ando estudiando de manera práctica la parte de la autonomía ¡y dale con el anarquismo!, de cocinar más y comprar menos procesado, de aprender a hacer mi vinagre, sacar mi aceite de coco (y el sobrante sirve para hacer arroz de coco y dulce de ripio de coco), de conocer alternativas de limpieza, de hacer pan, yogurt y planeando quesos y cerveza, de invertir siempre que pueda en mejor alimentación, que de seguro me ha ahorrado mucha inversión en salud mía y de mi familia, pero también ando en son de aprovechar la plataforma Tupale para a corto plazo lograr compartir por ahí muchas cosas.

Yo en mi vida me he topado con veganos chéveres como Caro, pero también he notado con tristeza que ella es una rareza -espero equivocarme-, pues muchas personas que terminan en el veganismo (salvo algunos que lo son por religión) terminan también con un sentimiento de superioridad y un ego que llega a la estratósfera. Lo sé y lo entiendo porque yo iba años atrás por un camino parecido (al de los egos, no al de Caro).

También por eso en mi post anterior hablaba de liberar la información, no solo de compartirla, sino de usar las licencias que permitan hacerlo (este blog por ejemplo es Creative Commons, y hay licencias aún más libres), porque pienso decididamente que la información puede llegar a todos si nos lo proponemos, y que podemos ayudarnos mutuamente para aumentar nuestra autonomía, en beneficio también de nuestra salud y del ambiente.

Finalmente, debo decir que vivir acorde a lo que uno piensa es menos fácil de lo que parece (dependiendo de lo que uno piense), pero es importante mantener presente que el otro, ese que piensa diferente a nosotros, también es un universo.

Proceso de paz:

Siendo fiel a mi blogroll, me encontré este post desde la mesa de la tienda, y este otro escrito por Víctor Solano. Recomendados ambos. Por mi parte, quiero soñar, y se me eriza la piel de pensar que mi hija será parte de la primera generación que crezca sin la guerra con las FARC.

Justo hoy me llega el recuerdo del post de Rising Voices hablando sobre los talleres de blogs que dimos en Ituango hace casi siete años y cómo se pudo visibilizar algo tan común como vivir los cortes de energía por cuenta de la voladura de torres energéticas en la región (cosa que hace las FARC).

Receta: Torta de banano con especias.

 

 

La pequeña anda con un amor a las frutas que no había manifestado con tanta emoción anteriormente. A raíz de eso le dejo frutas al alcance, que ella termina empezando sin terminar.

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Así fue como terminé con varios pedazos de bananos pardeados (que no es lo mismo que podridos, el pardeamiento enzimático es producto de la oxidación) en mi nevera (y había un plátano maduro en la misma situación), y como no quiero ser mamá caneca (comer todas las sobras de ella) decidí hacer algo para todos: torta de banano y plátano (se puede hacer con cualquiera de los dos, o ambos).

Los ingredientes que usé no son veganos, pero acá hay una que puede servir para el caso.

-Restos de bananos (en total como 2 y medio bananos y un plátano en mi caso)

-Harina (en este caso casi una libra)

-Huevo (1)

-Levadura (Saccharomyces cerevisiae media cda)

-Sirope (yo lo hago con panela derretida al fuego en poca agua)

-Pizca de sal

-Leche tibia (media taza)

-Chorrito de aceite de su preferencia o mantequilla.

Opcionales: uvas pasas, jengibre en polvo, cardamomo en polvo, esencia de vainilla, canela en polvo. Lo demás que se les ocurra y antoje. 🙂

En un pocillo mezclé media taza de leche tibia con media cucharadita de levadura y una cucharada de sirope, dejé reposar 15 minutos (pero se puede dejar más tiempo). A la par hice puré los bananos y el plátano y mezclé con los demás ingredientes (yo usé jengibre, cardamomo, esencia de vainilla y canela en polvo) en un recipiente (bowl o parecido) hasta que la consistencia permitiera amasar (ya ven que es muy empírica la cosa, jajajaja), agregué la levadura reposada y un poco más de harina, amasé y dejé reposar otros 15 minutos.

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Masa casi lista y levadura en reposo

Enhariné una refractaria y agregué la masa (aunque se pueden hacer mil cosas, yo la quería así sencilla), deposité en horno precalentado (yo lo puse primero a 250 grados por tres minutos y luego le bajé a 130 por 15 min aprox, abrí el horno cual niña chiquita y ví que ya estaba listo (metí cuchillo por todo lado para confirmar que saliera limpio).

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La foto no le hace justicia, pero eso fue lo mejor que pude lograr con la cámara de mi celular y la luz de esa hora.

Ya ven, algo empírico pero puede ser de utilidad. Con esos restos de fruta se pueden hacer galletas, barritas energéticas, yogurt de fruta, mousse (yo hice de mango), mermelada o compota para conservar a mediano y largo plazo (que no es cosa de niños, jajaja) entre otros. Y con algunas cáscaras, vinagre.

 

 

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