Carta.

En medio las espinas, también pueden nacer flores.

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Soñar con la utopía que representan sus labios, recibir los primeros rayos del sol y alegrarse, soñar que la utopía deje de ser utopía y se convierta en un maravilloso, real, deleite.

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Soñar es querer pintar con más colores la existencia, iluminarla con el brillo de sus ojos y sonreir.

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La imaginación es un universo sin fronteras, es allí donde usted reside, tomamos café y bailamos un tango.

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Frío

A la voz de Susana Rinaldi

No sé lo que hay detrás de tu voz.
Nunca te vi, vos sos los discos
Que pueblan por las noches este departamento de París.

Te busqué en Buenos Aires, pero sabés seguro
Cuántos espejos de mentira te hacen pifiar la esquina,
Como después de andar de bache en bache
Acabás con ginebra en un boliche
Murmurando la bronca del despiste.

No sé, ya ves, ni como sos,
Tengo las fotos de tus discos, gente
Que te conoce y te escribe,
Paredes de palabras con glicinas
Y vos detrás, inalcanzable siempre.

(Y esto que digo Susana
es también la Argentina donde todo
puede esconder la estafa si no sabemos ser
como el farol del barrio, o como aquí sus tangos,
vigías de la noche y la esperanza).

Julio Cortázar

Luego de un atardecer lleno de malditismo llega la calma.

El aroma del café aún persiste en el bulbo olfatorio,

los labios se han secado esperando sus besos…

Los besos se han diluído en la lluvia de la tarde.

. Sigue leyendo «Frío»

Por una cabeza…

«En las carreras cuando dos caballos se trenzan en un final palpitante, cabeza a cabeza, mi dinero vuela, por una cabeza.  Y cuando el corazón pide descanso por miedo de seguir queriendo, los ojos brujos de una mujer que pasa, me atan a su pañuelo*»

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Nunca me han gustado las apuestas de dinero, prefiero apostar un abrazo, una sonrisa, o hacer algo que haga feliz al otro. El sábado pasado pensaba en eso, mientras hacíamos hinokishin para una fundación, en un bingo bazar, veía como luego de que el evento hubiese terminado y nos encontrábamos recogiendo todo, algunas personas permanecían en sus mesas jugando (cartas, dominó…). Al respecto un libro que es bien interesante es precisamente «El jugador», de Fiódor Dostoyevski, libro de esos que uno ha disfrutado a la sombra de un árbol de naranjas, y que toca el tema de una manera muy real, por así decirlo. Sigue leyendo «Por una cabeza…»