Es curiosa la forma en que los silencios también están cargados de palabras.
Es curioso ver como podemos sentirnos solos aún cuando estamos acompañados, y como la soledad a veces, más que un comodín, es una necesidad inminente. A veces es urgente buscar refugios de soledad en medio de la compañía, a veces es necesario guardar silencio, a veces es necesario callar, no hablar, escuchar, leer, y nada más.
Leer líneas, miradas, gestos, paisajes, leer el universo ese en el que estamos arrojados, y en el que aprovechar ese espacio entre la nada y la nada es una oportunidad. ¿Para qué?
Lo mejor de vivir al lado de un parque es sentir cómo la noche entra por la ventana, con las lámparas, y se mete entre los árboles, entre las aves y esa multitud de insectos que pueden emitir ruidos. Me gusta el silencio de la noche, cargado de soledad. Aunque lo agradable de las noches depende del lugar, y no hay peor lugar para pasar una noche que en un hospital o en una sala de urgencias. Bueno, excepto cuando tu hija decide nacer de noche, y te mira con sus ojos que aún no ven bien, pero te siente.
Es ella quien me recuerda la importancia de seguir siendo niños, de sentir sin medida, de expresar, de mantener la capacidad de asombro con un universo que para nosotros es infinito.
Para mí, lo más frustrante de la vida es lo rápido que corre, cómo los días se transforman en meses y hasta en años, como las horas empiezan con el amanecer y terminan con el anochecer casi en un parpadeo. ¿Cómo luchar con uno mismo? a veces me veo ahí, a mi misma, poniéndome cascaritas para resbalarme y caer, para no avanzar hacia ese conjunto de cosas que llamamos sueños. Porque sí, la vida es maravillosa, pero de nada sirve vivir en el pajazo mental de que todo es maravilloso si nos quedamos parados en el mismo punto viendo cómo todo pasa.
Ya sé que las cascaritas se llaman miedo, quizás miedo a fracasar y no ser capaz de todo lo que creo que soy capaz, vaya absurdo, como si estar paralizado fuese lograr algo. Es importante caer y levantarse una y mil veces, pero aún más necesario es caminar.
Debo admitir que es maravilloso empezar todos los días con la bella sonrisa de Ella, un motor bellísimo para demostrarle y demostrarme todo lo que es posible. Ella me ha enseñado en tan poco tiempo miles de cosas de mí que no sabía que existían, y he sentido también cosas que nunca pensé que sentiría.
Tal vez este post no importe a nadie más, siendo un lunes a las 2:27am mientras muchas personas piensan en que mañana es un día más de trabajo en el que darán tiempo de sus vidas. Pero hoy, porque sí, alguien en el mundo va a dar un paso, y mañana dos, o tres, o más…
…Y así sucesivamente.