Día de madres

Vivimos en una sociedad en la que con frecuencia nos muestran un orden de vida, no solo el «naces, creces, te reproduces y mueres», también el estudia jóven, trabaja jóven, y en lo posible muestra todo el tiempo la felicidad absoluta cargando tu vida de momentos que para el resto se vean significativos así en el fondo solo intenten llenar una imagen para el mundo.

Quienes no encajamos en el paradigma de tener mil viajes y fotos exitosas qué mostrar al mundo, con frecuencia podemos cuestionarnos a nosotros mismos si estamos fallando en este camino que es la vida, o si, por el contrario, simplemente vamos a nuestro propio ritmo. Yo opto por creer esto último.

Estudié por más de cinco años biología, y siempre me imaginé aplicando a un trabajo en alguna selva interesante, conociendo los miles de insectos que quizás ni habían sido nombrados, pero luego por razones personales terminé haciendo una pausa de seis años en la carrera, pausa durante la cual, además, me hice madre.

Justo un tiempo antes de pandemia reingresé a la universidad, y a la par de un trabajo obrero en las calles de Medellín, al sol y al agua, terminé avanzando en una tesis -aunque por cansancio extremo más de una vez pensé en descuidarme ante el carro que se acercaba mientras trabajaba en la calle, y finalmente renuncié a ese trabajo para solo estudiar-.

Hoy miré nuevamente mis fotos «viejas» y ví en ellas que eso que llamamos éxito es algo muy subjetivo. Quizás no he sido CEO ni ejercido como bióloga estos años, pero con mi propia hija hemos experimentado, leído, construido mil cosas. Viendo sus sonrisas he entendido que quizás mi mayor logro en estos años recientes no ha sido laboral, sino criar un ser humano con principios éticos y un ser humano feliz. Hoy, ad portas del día de la madre en Colombia, siento que un gran logro como humana ha sido que para ella yo sea la mejor mamá del mundo, con mis virtudes y defectos.

Hoy alzo mi frente pensando que largos años de esta travesía los he logrado como madre soltera, con la cabeza pensando en la economía, la crianza, el cuidado, el hogar, sin descuidar lo individual.

Siendo absolutamente consciente de que quien mire mi hoja de vida no va a encontrar experiencia laboral, y además va a encontrar un lapso de 6 años sin estudiar biología, me dediqué a prepararme a mi misma para concursos donde el proceso de selección no dependiera de ese tipo de observaciones, y es así como he ganado tres exámenes de concursos de méritos -dos de ellos sin alcanzar vacante, en lista de «elegibles»-, y para uno de ellos me encuentro próxima a participar en una entrevista. Desde hace más de un año trabajo en algo que nunca me hubiese imaginado, gracias a un nivel de inglés que nunca me imaginé que me ayudaría a conseguir trabajo.

Hoy por hoy reflexiono en lo paradójico que es que hoy con mi trabajo mis ingresos sean superiores a los de un profesional recién egresado, y aún así se vea a veces tan lejana la posibilidad de conseguir vivienda propia en un lugar que no sea en los extremos más alejados de la ciudad -ciudad además cada día más gentrificada por una oferta que es sumamente rentable para extranjeros-.

Hoy, con el corazón vibrante ante la incertidumbre de un futuro cambiante, no dejo de pensar en las muchas veces en que ese síndrome de impostora que nos abraza con mayor facilidad a las mujeres me decía que no iba a poder.

Pensar en el día de las madres en Colombia es pensar en «al menos le colabora» ante una responsabilidad económica y de cuidados inequitativa, es tener en la mente los proyectos de conseguir vivienda, crecer profesionalmente, a la par de fechas de vacunas, tareas, carteleras y actividades pedagógicas, es ver el pantalón que se queda corto y hay que cambiar por uno nuevo y llenarse de preguntas con esa adolescencia a la vuelta de la esquina.

Por eso es que a vos, mujer, mamá, que quizás sentís que no vas en esa escalera de apariencias sino en tu propio camino con subidas y descensos, con pausas y tropiezos, me tomo el atrevimiento de decirte que ya lo estás logrando.

Por qué apoyo la revocatoria

Como muchas personas saben, voté por Daniel Quintero. No solo creí en su campaña, sino que veía en él un sujeto con ímpetu y con energías para adelantar una agenda política de izquierda y justicia social (tenía como precedente apoyar la campaña de Gustavo Petro, así como la marcha por el SÍ al referendo por la paz de Juan Manuel Santos).

Lamentablemente, más tardé en dar mi voto por él que en empezar a desilusionarme una vez posesionado: En ver el ESMAD en la UdeA (ver comunicado del claustro de profesores de derecho de la UdeA), en ver las alianzas con las que empezó a gobernar la ciudad (muchas personas que ya habían sido denunciadas por hechos de corrupción), y cómo la supuesta firma cazatalentos que iba a escoger el próximo presidente de EPM se evaporó y fue nombrado a dedo el señor Álvaro Guillermo Rendón. Una vez este no fue considerado útil a los intereses de Daniel, nombró de manera provisional a la señora Mónica Ruiz y luego al señor Alejandro Calderón, supuestamente bajo la figura de una firma cazatalentos -en un proceso que nunca apareció en el sistema de contrataciones públicas SECOP, ni se supo quienes fueron los demás candidatos-, cuando ni como Auditor de Tigo había podido ingresar por falta de experiencia. Finalmente, llegó a la gerencia de EPM el señor Jorge Carrillo, tampoco exento de escándalos, pues llegó como gerente luego de haber sido parte de la junta directiva. También cabe mencionar que la señora Maria Camila Villamizar es quien desde la alcaldía presionó para que renunciara toda la junta de EPM en 2020 (más información acá, y acá) y que en la supuesta firma cazatalentos sale a relucir el nombre de Luis Pérez.

La junta de EPM no es la única que le ha renunciado al señor alcalde. También renunció en 2020 la junta de Ruta N, en Buen Comienzo han renunciado al menos cuatro directores, y se destaca la cuestionable contratación con la corporación Colombia Avanza (ver columna de Bernardo Alejandro Guerra, quien ha denunciado esta corporación, aquí), así mismo, ha tenido cuestionables actuaciones en Metrosalud (ver aquí, aquí, y aquí), Hospital Infantil Concejo de Medellín (ver aquí, ), Hospital General de Medellín, Jardín Botánico (ver aquí y aquí), Emvarias (ver aquí, aquí y aquí), El porcentaje de acciones sobre UNE (ver aquí y aquí), por no decir que en cada entidad pública o parte del conglomerado que ha tocado desde que fue electo alcalde.

El caso de EPM es particularmente grave, pues de allí proviene un alto porcentaje del billonario presupuesto de la ciudad, la inestabilidad (cuatro gerentes en dos años) que ha tenido la empresa más los escándalos, se ve reflejada en la inversión para la calidad de vida de las y los medellinenses.

La motivación de escribir este post, parte del acertado escrito de Alonso Salazar, quien comparte cómo el proceso de revocatoria puede ser una alternativa para la ciudad, sin embargo, se debe priorizar, más que el hecho de pensar en quien gobierna, en fortalecer procesos de base:

«Es fundamental construir, con deliberación pública, un gran acuerdo para corregir la ruta que lleva la ciudad, un acuerdo que se centre en el futuro, que inspire confianza y desate el espíritu cívico; en el que hombres y mujeres, sectores sociales diversos, confluyan en propósitos comunes, entre los que se subraye la lucha contra la corrupción».

Alonso Salazar

Y es que parte del discurso del Alcalde y sus seguidores –monitoreados todos igual que detractores, con recursos públicos, y probablemente quien no salga en su defensa corre peligro en su contrato- es que la ciudad era un nido de corrupción antes de ellos, y que Daniel Quintero es algo así como el mesías que viene a salvarnos (junto a Luis Perez, los Suarez Mira, César Gaviria y otras joyas) del abismo.

Recientemente, ha mencionado en SEMANA –revista propiedad del grupo Gilinski, el cual con su llegada logró la renuncia de Daniel Coronell, Maria Jimena Duzán, Ricardo Calderón entre otros, y nombró en la dirección de Semana a Vicky Dávila, conocida por ejercer su labor en apoyo a la derecha y extrema derecha de este país– que el Grupo Empresarial Antioqueño (GEA) está conformado por organizaciones mafiosas, de la talla de Pablo Escobar, y aquí ha entrado en redes una discusión bastante curiosa sobre si uno debería apoyar o no empresas (que a fin de cuentas se benefician de la fuerza de trabajo de sus empleados, y algunas de ellas han tenido cuestionamientos también).

Creo que esta discusión es un poco tonta, porque percibo que quienes la plantean no han notado que detrás de Daniel Quintero y su ataque a las empresas antioqueñas, está el grupo Gilinski, que tiene interés en la compra de acciones de las mismas (si se devalúan, salen más económicas), entonces no se trata de defender o no unos empresarios, sino de evitar que el pánico financiero termine trayendo además al Grupo Gilinski a tener amplio poder en la ciudad. Ahora, basta ver lo que hizo ese grupo con la revista Semana, para saber que no es buena idea que eso ocurra con Sura, Bancolombia, Argos, etc (ver al respecto escrito de Daniel Coronell aquí, y ver respuesta de Argos y Sura, otra publicación aquí).

Parte del problema que tiene Daniel es la misma inestabilidad: En la administración municipal la improvisación es la regla. Ha tenido varios gabinetes, cambios de equipos directivos. En tan corto tiempo quienes llegan y se van no alcanzan a desarrollar ningún plan de trabajo significativo, de allí que como bien menciona Alonso, no hay nada memorable a la fecha de esta administración, salvo obras iniciadas previamente –algunas incluso provenientes de decisiones cuestionadas por él en el pasado, como la Ciudadela Nuevo Occidente, cuyo presupuesto proviene principalmente de la venta de acciones de UNE, y a quienes tomaron esa decisión él les tiró tomates-.

Otro de los problemas es su ego, y su personalidad impúber (no es en vano que muchos opositores le llaman «personero de colegio», con el perdón de los buenos personeros de colegio), problema que no solo lo aqueja a él sino a sus coequiperos. Su interés es defender a capa y espada la imagen del alcalde (no de la ciudad), favorecer sus proyectos políticos individuales y en el camino develan su poca capacidad de gestión, de manejo de las comunicaciones, y su talante autoritario. Podemos aceptar que muchos políticos -principalmente hombres- del país tienen problemas similares, pero nivel de autoritarismo de este señor, al menos en la historia reciente, ha superado con creces al de sus predecesores. De hecho, se puede observar que un patrón común detrás de tantas renuncias en lo que va de su mandato, es ocasionado por decisiones autoritarias del alcalde.

Podríamos pensar: «bueno, él está haciendo las cosas bien, seguro es el GEA el malo de la historia», pero si nos asomamos por los indicadores de ciudad, el panorama no cambia (ver acá un análisis de su informe de gestión 2020). Y para evitar entrar en la polémica «es que El Colombiano está dolido con el alcalde porque le bajó a la pauta», miremos también el trabajo de Medellín Como Vamos.

La vacunación en menores de un año disminuyó

La informalidad aumentó, el desempleo también

Hay menos mujeres trabajando, lo que nos permite intuir que las medidas de conciliación son bastante insuficientes.

Menos oportunidades laborales para profesionales

Más jóvenes que ni estudian ni trabajan (muchos en barrios donde terminan aceptando ofertas de los combos delincuenciales).

La pobreza ha aumentado, sobre todo en las zonas rurales de la ciudad.

Hay muchas más personas en la pobreza extrema.

El informe sobre la calidad de vida en la ciudad se puede observar aquí, en este se menciona que:

El programa Buen Comienzo disminuyó el número y tiempo de atención de niños y niñas, madres y familias, a pesar de los anuncios de aumento del presupuesto. La cobertura bruta en educación media no logró alcanzar los niveles deseados, sumado a las altas tasas de repitencia y extraedad que terminan incidiendo en mayores niveles de abandono escolar, principalmente en secundaria. Así mismo, la ciudad enfrentó grandes retos en calidad educativa con el peor puntaje global promedio en las pruebas SABER 11° en comparación con las principales ciudades de Colombia (Bogotá, Cali, Barranquilla y Bucaramanga), hecho que es aún más preocupante para los estudiantes de instituciones oficiales

Medellín Como Vamos

Podemos seguir, hablando de la falta de regulación del crecimiento del parque automotor y su impacto en la calidad del aire, indicadores de medio ambiente (donde ha aumentado presencia de especies invasoras como el Caracol africano, por solo poner un ejemplo) y el errado nombramiento en el AMVA y en la Secretaría de Medio Ambiente de personas sin mayor experiencia en el sector, entre mucha tela que se queda por cortar.

Y podríamos justificar, en defensa del sujeto, que ha gobernado a la par de una pandemia con alcances sin precedentes en la ciudad (la misma que ha logrado que las cifras de homicidios bajen temporalmente por las medidas de aislamiento, y que con alta probabilidad también suban exponencialmente en los próximos años), sin embargo, es inevitable cuestionarse cómo un gobierno con una situación tan delicada, prioriza la atención en redes sociales (y el monitoreo de opositores) en búsqueda de limpiar la imagen del gobernante de turno, y no de trabajar por la ciudad.

Otro argumento a su favor puede ser el que antes no ha prosperado con tal fuerza una iniciativa de revocatoria en la ciudad, y que en gran parte la revocatoria es impulsada por un sector del uribismo inconforme con el mandato de Quintero (hay otro sector bastante conforme con su mandato: representado por las concejales Nataly Velez, Paulina Aguinaga y Albert Corredor) y por el Fajardismo, pero lo cierto es que no solo el uribismo o el fajardismo está inconforme con el alcalde, basta hablar con cualquier ciudadano en muchos barrios de la ciudad para corroborarlo. De allí que el alcalde trate de dilatar la revocatoria con tutelas y otras artimañas (y con esto no digo que el uribismo que esté con la revocatoria sea una mansa paloma). De hecho, es claro que tuvo a varios servidores y contratistas (cuyos pagos se realizan con dineros públicos) revisando las firmas de su revocatoria, lo cual, en cualquier otro lugar del mundo, sería escandaloso.

Un alcalde de talante democrático permitiría la iniciativa ciudadana sin poner a sus servidores y contratistas a revisar firmas (competencia de la Registraduría) o descalificarla, participando abiertamente en política y violando la ley.

Con todo este contexto, votar por la revocatoria es apenas razonable como decisión ciudadana.

¿Es posible que llegue a la alcaldía un uribista? es tan posible como lo ha sido siempre, de hecho menos posible, dada la fragmentación del uribismo en la ciudad.

¿Es costosa la revocatoria? sale más costoso un mal gobierno, en todo sentido.

¿Por qué ahora y no antes? es posible que la fuerza de la revocatoria se deba también a la forma en que se divulga la información: de nada le sirve al alcalde pagar millonaria pauta en Semana o Minuto 30 para intentar ocultar su mala gestión, cuando hay prensa independiente, columnas de opinión y demás que lo ponen en evidencia. De nada le sirve enlodar los cuestionamientos que se hacen desde El Colombiano con el retiro de la pauta a ese medio, cuando hay numerosas columnas de opinión (muchas más de las que aquí vinculo) con argumentos y denuncias en su contra. No se puede tapar el sol con un dedo.

Aquí cabría un buen debate sobre los medios de comunicación, el papel en la divulgación de información veraz e imparcial, pero en este debate no es el alcalde una víctima, por el contrario, es probable que la pauta en Semana (medio nacional) cueste más dinero que en El Colombiano (medio regional) y es más cuestionable que el presupuesto se use para defenderlo a él como individuo y no para divulgar la gestión de la alcaldía -¿tal vez no hay mucho que divulgar?-.

La ciudad necesita un alcalde cuyo proyecto sea en pro de la ciudad y no para canalizar futuras aspiraciones presidenciales (así como su coequipero Alex Florez usó el Concejo como trampolín para su candidatura al Senado), con un equipo de trabajo enfocado en superar los retos que enfrenta Medellín en materia de desempleo, pobreza, desigualdad entre otros, y no en portarse como la barra brava de quinto C.

Creo que una vez más personas comprendan esto, es posible que se dé el paso para que la revocatoria tome mayor fuerza ciudadana y surja un verdadero liderazgo que beneficie la ciudad, con una agenda política en pro de la justicia social y la garantía del cumplimiento de los derechos humanos de cada medellinense.

Escribo

Hay gente que escribe por una convicción, por querer cambiar el mundo, por transformar su entorno, o qué se yo.

Hace tiempo que este blog, este refugio, es el espacio del desahogo personal, de escribir al lector que quizás ya no existe, como si fuese el espectador de una autobiografía.

Escribir, aquí, ha resultado ser una necesidad.

Cada «insight», cada análisis de esas pequeñas o no tan pequeñas taras avanzando en la tesis. Cada análisis del historial romántico y el no tan romántico. Cada análisis de las diversas situaciones que la maternidad trae… Permitirían inspirarse para un nuevo post. Pero a veces llega el filtro que no tenía antes de ser una madre separada, la autocensura de que sí, me gusta que esto sea público, ¿pero si él lo lee para hacer daño?

«Uno sabe con quién se casa, pero no de quién se separa».

Yo hasta hace pocos días terminé de asimilar esa frase.

He pensado mucho sobre escribir o no este tema.

He escuchado a miles y miles de mujeres decir «es que los hombres son así», o cosas por el estilo.

He recordado esos dolorosos momentos en que yo, sí, yo, terminaba sintiéndome culpable y «mala mujer» si él, ya acordando una relación monógama, coqueteaba a otra mujer. He recordado como mi autoestima se fue diluyendo, que él siempre tenía la razón de las circunstancias, y yo siempre era la del error.

He recordado la ilusión al separarme de que todo iba a ser muy tranquilo, personas estudiadas y muy civilizadas.

Nada ha sido tranquilo. Y mis ojos, hoy no cegados por los sentimientos, pueden ver con claridad las distintas manifestaciones de violencia.

Esa violencia incluye la manipulación psicológica, el victimizarse al punto de que tú le crees.

La violencia ocurre tal cual la describe Pamela Palenciano, pero peor, porque hay menores en medio. Un tiempo ataques hostiles, otros tiempos victimización, otros tiempos tergiversaciones, que incluye no entender las palabras de su propie hije e interpretarlas a su propio sentido. Tiempos en que ni recuerdan que sus hijes han enfermado y tiempos en que llaman a recordarles que les extrañan mucho. Otro tiempo la tensa calma que le hace a uno soñar de que la tormenta ha pasado.

Pero no ha pasado, y el ciclo se vuelve a repetir.

He perdido la cuenta de las muchas veces que he respirado profundo para no decirle lo que se merece, porque sé bien que hoy día solo quiere hacer daño, y no dudaría en usar la clásica carta de la alienación parental o alguna otra vulneración de derechos.

A veces me veo a mi misma pidiendo a Dios que le cure ese ego herido, el ego de quien engaña pero espera que luego del engaño la mujer se mantenga ahí en nombre de la familia. Como bien hacían las abuelas y hasta las madres, que toleraban hasta enfermedades de transmisión sexual en el nombre de la familia.

O las que toleraban maltratos físicos, económicos y psicológicos.

Y qué decir si al tener la fortaleza de salir de ahí, de la relación, se observa como, al igual que muchos otros, busca desconocer sus responsabilidades, pero no a través de la incapacidad (no tengo) sino a través de toda una gama de violencias y falacias.

¿Conciliaría usted para conservar la esperanza de que la hostilidad se acabe?

¿Y si al conciliar nuevamente empieza el ciclo?

Miles de mamás prefieren mantener solas a sus hijos para evitar vivir estas situaciones.

A los hombres, culturalmente, se les ha introyectado que si no forman parte ya de ese hogar, lo que dan para sus criaturas es una «ayuda» y no una responsabilidad.

Y ellos, sintiéndose que «ayudan», se toman atribuciones para ejercer violencias.

Las mujeres, para evitar las violencias, terminan conciliando acuerdos que no se ajustan a las reales necesidades de los hijes. Cuando no, terminan criando solas sus hijes (que no dé, pero que tampoco joda).

El «joder» va desde violencias verbales, -ahí sí- alienación parental al hablarle mal de sus madres a los hijes, el incumplir las visitas acordadas en los horarios acordados, el no hacerse cargo de las múltiples responsabilidades que conlleva un hije (citas médicas, de colegios, etc) pero sí estar atento para tirar piedras a la madre. Entre otras cosas.

Muchos hombres-padres-expareja terminan convirtiéndose en ese grano en el culo que no te deja sentar en paz. En algunos casos, el grano ciego que no te podés sacar. Lo hacen por el inmenso dolor que les da que sus exparejas administren dinero que ellos perciben –que muchas veces no llega ni al 20% de lo que perciben, 20% que usualmente es menos de la mitad de las reales necesidades del menor-… ¡Para el bienestar de sus hijes! Lo hacen por sus egos de macho heridos.

Aceptar que se alejen, que no cumplan sus responsabilidades económicas, afectivas y sociales para con sus hijes, es mantener un sistema de precarización de la vida de las mujeres. Esto limita su capacidad de ascender laboralmente, de estudiar o de dedicarse a otros proyectos, al ser la única responsable económica y afectivamente por el menor.

Esto debe parar. Y debe haber algún mecanismo para acabar también con ese tipo de violencias, que afectan a la madre y al menor.

Devuelta

Devuelta

De vuelta.

Hace mucho tiempo no escribo. ¿Quién escribe? ¿quién soy?

Quizás esa ha sido la principal pregunta estos meses.

Un cuerpo distinto, un rostro distinto, un contexto distinto. Todo cambia, todo pasa, todo fluye, y a la vez no.

¿Qué queda de mí, o de ese yo de antes, salvo muchas convicciones? ¿podría ver un ápice de él en el espejo?

Hacerse preguntas antes de escribir a veces termina en decidir no escribir por falta de tiempo, y luego angustiarse porque ni ese yo que escribe, o que intenta hacerlo, queda en la existencia.

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¿Fascismo repentino?

Ganó Bolsonaro, dice el periódico, perdió el planeta, pienso.

Empiezan a aparecer las múltiples explicaciones y golpes de pecho para la avanzada del fascismo y el neoliberalismo en el planeta… Que si es que la izquierda hace concesiones, que si es que la opción real es el centro por el terror del comunismo.

Recuerdo las elecciones presidenciales pasadas en Colombia y no puedo evitar pensar muchas cosas. La única candidata mujer por la izquierda, Piedad Córdoba, planteaba reducir la inmensa brecha que hay entre la riqueza y la pobreza en nuestro país, de inmediato escuchaba por ahí que eso era inviable, que era populista, y nos lo creemos.

Gustavo Petro también planteaba algo encaminado a reducir la brecha, pero apenas empezaron a asociarlo con el comunismo, prefirió buscar alianzas hacia el centro y moderar su discurso. El candidato de centro, una vez supo que no ganaría él, se fue a ver las ballenas del pacífico, sin tomar partido. Así, finalmente (para resumir), ganó el candidato de derecha, respaldado por el fanatismo religioso, por la élite empresarial, por los latifundistas, por los homofóbicos, los misóginos, los xenófobos… Y por personas con prontuario y sin gran intelecto (o sin prontuario y sin acceso a educación con sentido crítico).

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«Una hormiga con rabia de la cucaracha votó por el insecticida y todos murieron. Inclusive el grillo que se abstuvo de votar». (Esta semana en las calles de Río).

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Sense

La imagen de tus pupilas se ha quedado impregnada en el visor de mi memoria.

El aroma de tu piel se ha acumulado como un recuerdo casi palpable entre las conexiones neuronales.

Esa piel que quisiera recorrer con mis labios, con mis manos, con mi tacto, sin detenimientos.

¿Acaso no lo ves? ¿acaso no es muy obvio?

Si es que con solo leer algo tuyo o escuchar tu nombre mis ojos brillan y el rostro completo se transforma en alegría.

He deseado tus labios como un sediento desea el agua en el desierto.

Un sediento que camina errante buscando el elixir que le refresque el cuerpo y el alma.

El elixir sagrado con el cual conjugarse para la eternidad.

Y transformarse en sentido.

Soñar

¿Y qué pasa si de repente todo el cielo que estaba nublado se va despejando?

¿Y qué pasa si lográs, luego de años de bloqueo, superar tus taras? o alguna, al menos.

Los sueños, que se iban disipando, que iban siendo poco a poco desasosiego, frustración y vacío, vuelven a colorear el futuro posible, a mostrar en la cara que es posible.

«Gracias doy a la desgracia y a la mano con puñal
Porque me mató tan mal
Y seguí cantando».

https://www.youtube.com/watch?v=yzUAUv16x6k

 

Supongo que hay que agradecer, sí, gracias.

 

 

Uno más.

2017 fue el año fallido, de cierto modo. Fue el año de los infinitos trasteos, de los conflictos, de las rupturas, de caer, y levantarse, y volver a caer de nuevo para volver a levantarse…

Hay quienes dicen que eso es bueno, que cuando todo se agrava enormemente es porque algo enormemente bueno está por venir, o eso me dijo el dueño de la casa de la que tuve que despedirme a principios de año. Yo quisiera creerlo, y quizás de algún modo ha sido así, cada crisis ha hundido el dedo en llagas ancestrales que no sabía que tenía, cada crisis ha permitido ver sombras que busco iluminar. Sigue leyendo «Uno más.»

Una vez en la vida.

 

¿Qué pasaría si atraviesas por un momento en el que te haces consciente de que vives una experiencia inolvidable que solo vas a vivir una vez en la vida?

¿Qué pasaría si aún siendo consciente de ello, también te embarga la nostalgia de los nunca más, de renunciar a otras posibilidades?

¿Qué pasaría si sientes alivio racional ante la decisión tomada, y a la vez tristeza irracional por ese «ya no será más»? Sigue leyendo «Una vez en la vida.»